lunes, 9 de enero de 2012

everlasting.

Me encanta tu sonrisa con pinta de máxima expresión facial. Me gusta esa boca tuya ancha y de labios gruesos, tus dientes grandes y no perfectos, tus ojitos de ardilla y esas tremendas margaritas que se te plantan en los cachetes. Eres bonito tú, cabro chico desordenado, y no sabes cuánto me carga que seas tan bonito.
Yo a los niños como tú, les saco una foto con los ojos. Por eso no se me olvidan nunca más, les saco una foto con los ojos, me tapo los ojos con las manos y luego los destapo, no pestañeo en 10 segundos o más y después me tapo los ojos otra vez.
Así tengo esa fotografía tuya mental, esa silueta que en todos estos años y pese a todos mis intentos no se ha querido desdibujar.
El otro día tuve la fortuna de ver fotos tuyas actuales, porque la mía ha de tener casi 5 años. Si te interesa mi opinión, estás igual, osea, igual de bonito, harto más tosco más harapiento y hippie, tu desgarbado cabello está más largo que el mío, parece que la vida te ha tratado cariñosamente, pero no es hasta que encuentro una foto en particular, en que estás con la boca llena de risa, que por fin te vi a ti, te vi a ti y me dio pena verte tan triste.

No podrías negarme, que a tus ojos
les faltan los míos.